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💖🌈MI FANTASÍA LÉSBICA💖🌈

ANÓNIMA

Hola,me llamo Patricia, tengo 25 años y desde hace un año soy asidua a las páginas de contactos,hay una concretamente que es la que me tuvo "enganchada" de principio a fin.De esta página, me gusta mucho leer los relatos y me sorprendió mucho los relatos que había de lesbianas, la verdad me gustaba la idea de estar con una mujer, siempre me ha atraído pero sólo en mis fantasías, pero al leer los relatos pasó de ser una fantasía a algo casi obsesivo...Os la pongo por aqui por si queréis entrar(la recomiendo) lesbianas.soloadultosdating.com pero no encontraba la ocasión y esta ocurrió el verano pasado.

Soy morena, no muy alta, 1,68, y algo rellenita, no tengo un cuerpo escultural, pero tengo unas tetas grandes y hermosas y mi culo también es grande, tengo novio, se llama Juan, desde hace 6 años, con el que mantengo relaciones sexuales satisfactorias, pero como les dije antes siempre he fantaseado con tener una relación con una chica, mi novio no lo sabe, y por el momento no se lo voy a contar.

Todo pasó el verano pasado, después de leer varios relatos de lesbianas me entraban ganas de hacer realidad mi fantasía, pero no estaba segura de con quién hacerla realidad.

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Mi novio y yo alquilamos un chalet en el campo con otra pareja, Lola y David, Lola es una chica muy guapa, es más alta que yo, rubia, sus tetas no son tan grandes como las mías, pero las tiene muy bien puestas, y su culo es impresionante, después de estar allí unos días se me ocurrió la idea de intentar hacer realidad mi fantasía con Lola.

Un domingo por la mañana Juan y David se fueron de cacería temprano, les gusta mucho este deporte, y Lola y yo nos quedamos en el chalet, nos levantamos sobre las 12 de la mañana, preparamos el desayuno y después de desayunar nos dimos un baño en la piscina, un rato después estábamos las dos tendidas en el césped tomando el sol.

Empezamos a hablar de cosas sin importancia, hasta que poco a poco fui metiendo el tema de la homosexualidad, muy de moda por entonces, pues había noticias de que se iban a legalizar los matrimonios entre homosexuales, tanto de hombres como de mujeres, ella me dijo que le parecía bien, que cada persona es libre de hacer lo que quiera con su vida, yo cada vez le preguntaba cosas más directas, como si ella admitiría una relación con otra chica, se quedó callada y pensé que había ido demasiado lejos pero su respuesta fue afirmativa, me contestó que si a ella le gustara una chica no se lo pensaría dos veces y que le daría igual lo que pensaran los demás.

Yo no sabía cómo reaccionar, mi fantasía se podía hacer realidad y con una chica guapa como Lola, ella me miró y me dijo que por qué le preguntaba eso, que si a mí me gustaban las chicas, me puse colorada y ella empezó a reírse, yo le contesté que tenía una fantasía pero que no estaba muy segura de querer hacerlo.

Lola entonces se incorporó y mirándome a los ojos me dijo: si quieres podemos probar, este comentario me dejó perpleja, no esperaba esa reacción de mi amiga, no sabía qué contestar, pero antes de poder reaccionar Lola se había acercado a mi cara y me estaba besando en la boca, no supe qué hacer, pero al sentir sus labios cálidos tocar los míos me dejé llevar y abrí mi boca para recibir su lengua, experimenté algo nuevo al sentir esa lengua explorar mi boca, juntarse con mi lengua y jugar, entonces Lola se separó de mí un poco y me dijo al oído: estaba esperando este momento desde hace tiempo.

El comentario me dejó aún más indecisa, pero ya había jugado mis cartas y no podía echarme hacia atrás, así que decidí seguir con el juego.

Lola empezó a besarme el cuello, esto me enloquecía, pasaba sus manos por mis pechos, los acariciaba por encima del bikini, mientras su lengua exploraba mi cuello y orejas, yo estaba experimentando algo totalmente nuevo y me dejaba hacer.

Me quitó con mucho cuidado la parte de arriba del bikini y aparecieron mis grandes tetas coronadas por unos grandes pezones oscuros, totalmente excitados por las caricias, su lengua se deslizó hasta ellos y empezó a succionarlos con rapidez, yo me estremecía de placer con esas caricias y Lola se

daba cuenta que me gustaba, por lo que no paraba de besar y morder mis pezones, mientras apretaba mis tetas con sus manos, yo no quise quedarme atrás y empecé a acariciar su espalda y bajar mis manos hasta su hermoso culo, lo acaricié por encima de su bikini haciendo que Lola se estremeciera con mis caricias.

Al rato estaba yo totalmente desnuda, mi bikini estaba a un lado y Lola pasaba su lengua de un pezón a otro y sus manos bajaban hasta mi entrepierna buscando mi coño, cuando sentí su mano en mi coño experimenté un calor impresionante que me recorrió todo mi cuerpo, estaba excitadísima y Lola se dio cuenta al ver que mi coño estaba totalmente mojado, empezó a lamer mi cuerpo hasta llegar a mi coño, me separó las piernas y buscó mi preciado trofeo, no lo pensó dos veces y metió su cabeza entre mis piernas, lamiendo por todos lados, yo no podía más, el placer era irresistible, estaba a punto de explotar y tener mi primer orgasmo, pero ella sabía qué hacer, me separó el vello y empezó a lamer mi coño con delicadeza, buscando mi clítoris y jugando con él.

 Dándole pequeños mordiscos e introduciendo su lengua dentro de mi coño, yo no podía más y entre grandes gemidos tuve mi primer orgasmo, mi cuerpo se tensó y Lola siguió lamiendo mientras su boca se llenaba de mis jugos, era lo mejor que me había pasado en mi vida, era fantástico, pero Lola no paró y siguió lamiendo, metía su lengua dentro de mi coño, me besaba el clítoris y mi ano, esto me puso otra vez casi al borde del orgasmo, su lengua recorría todo mi coño hasta llegar a mi ano, se introducía en él y otra vez a mi coño, yo no paraba de gemir y mover mis caderas al ritmo de la lamida que me estaba proporcionando Lola, me apretaba mis tetas con las manos y pellizcaba mis pezones, el placer era inmenso y no quería que acabara nunca, entonces Lola me introdujo un dedo en mi coño y empezó a follarme con él, entraba con facilidad gracias a la humedad producida por mi orgasmo, pronto tenía dos dedos dentro de mi coño, luego tres, me follaba con tres dedos y mis movimientos y gemidos iban en aumento, entonces me saca los dedos del coño y mojados por mis flujos empezó a meterlos en mi ano, sentía un calor increíble por mi cuerpo al introducirme el primer dedo en mi culo, lo movía de forma circular y mi ano se acomodaba a su dedo, entonces metió otro y empezó un movimiento de mete y saca que hizo que llegara mi segundo orgasmo, más intenso que el anterior, entre gemidos de placer y movimientos de pelvis, tensé mi cuerpo y quedé casi exhausta por el placer recibido, pero con ganas de darle el mismo placer a ella.

Me levanté, la tendí en el césped y le quité el bikini, tus tetas aparecieron ante mí, deliciosas, con unos pezones duros por la excitación que tenía, no me lo pensé dos veces y me lancé a devorarlos, los besé, los lamí, los chupé, se estremecía de placer con lo que le estaba haciendo, mis manos apretaban sus pechos y sus pezones, pero quería experimentar lo que se sentía al lamer un coño, abrí sus piernas e introduje mi cabeza entre ellas, el sabor era delicioso, lamí su coño con desesperación, haciendo que Lola gimiera y casi chillaba de placer, esto me excitaba aún más y hacía que mi ritmo aumentará, mi lengua se introducía en su coño, en su culo, jugaba con su clítoris e introducía un dedo en su lubricado coño, Lola gemía cada vez más, estaba a punto del orgasmo así que aumenté el ritmo de mi dedo, lo introducía cada vez más deprisa y ella me acompañaba con movimientos de su cuerpo.

Lola entre gemidos me dijo que le lamiera el culo, y le metiera un dedo, yo no lo dudé y empecé a lamer ese agujero desconocido para mí, pues nunca había lamido uno, pero su sabor me gustaba y sentía los gemidos de placer que le estaba propinando a Lola, esto y mi excitación hizo que lamiera cada vez más y más hasta que su culo se relajó y pude introducirle dos dedos, Lola al sentirlos dentro empezó a gritar: mássss….méteme maaasssssss…..quiero que me rompas el culo….maaaaaasssss…..maaaaaaaas s, yo al oír esto me excité mucho más y no lo dudé e introduje tres dedos, ella se movía como una loca y no paraba de gritar que le metiera más, le introduje el cuarto dedo

e intensifiqué el ritmo de los movimientos de mete y saca de mis dedos en su culo, pronto Lola llegó al orgasmo, dando grandes gritos y tensando su cuerpo.

Yo empecé a lamer su coño bebiendo sus jugos, nunca había probado una cosa tan buena, limpié el coño de Lola y luego la besé para que pudiera deleitar sus jugos tal y como yo lo hacía, quedamos tendidas en el césped durante un rato y luego Lola me dijo que había sido la mejor experiencia de su vida.

Me confesó que no era la primera vez que lo había hecho con una mujer, pero que sí había sido la mejor.

Como comprenderán ese fue el mejor verano de mi vida, y esta experiencia me ha cambiado bastante, ahora disfruto mucho más de las relaciones sexuales, todavía sigo con mi novio, y disfruto mucho con las relaciones sexuales con él, pero me gustan más las que practico con Lola y algunas amigas que tenemos ahora.

Pero esto se los contaré en otro momento, ahora mismo me pongo a escribir la siguiente experiencia que hemos tenido las dos, para mi fue muy fuerte, pero muy placentera al mismo tiempo.

💋🏳️‍⚧️LA TRANS CONVALECIENTE🏳️‍⚧️💋

ANÓNIMO
1ªparte
Hola,os cuento...tuve que operarme por una intervención a la que me tuve que someter por el estrangulamiento de un testículo, llevaba como un mes utilizando bragas de mi esposa para que nada me rozara los puntos. El caso es que me sentía cómodo con ellas, a fuerza de ser sincero, ya podría ponerme mis slip, pero mi mujer cada vez que yo me duchaba me ponía en el vestidor un conjunto diferente. En un principio me dejaba  las suyas, pero a la semana de mi operación compro un verdadero arsenal para que las usará yo. Y no las adquirió normales, todas eran de colores llamativos, o con lacitos, e incluso tangas. 

 

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A mi me sorprendió que las trajera así, pero su contestación fue que esas eran mucho más bonitas y que ya que usaba bragas que por lo menos que me sentarán bien y que ella me quería ver atractivo. Como la operación fue en verano y el calor era importante y a parte de que nuestra casa era independiente y disponíamos de una parcela grande, casi todo el tiempo que estábamos en nuestro hogar, andábamos en bragas los dos. Ya antes de casarnos habíamos decidido no tener hijos, nos gustaba mucho viajar y eso nos iba a restringir mucho. Mi esposa era funcionaria y yo, ya hacía mucho que trabajaba desde casa,aprovechaba las tardes para meterme en una página trans(muy recomendable)crossytrans.com he de reconocer que he conocido mucha gente que sin pensarlo hubiese quedado.Me encanta ese mundo.

 En la última, dudé si poner debajo de mis pantalones un slip, pero pensé que nadie sabría que lo que llevaba era un precioso tanga negro, con el cual me sentía muy cómodo. Allí por primera vez, y estando rodeado prácticamente de solo hombres, me sentí diferente, estuve excitado, y calibraba cual era guapo, cual se veía limpio e incluso me fijaba en los paquetes que se marcaban en sus pantalones. Pues después de la reunión cogí el autobús a mi casa, no me apetecía ir en coche. Como era mediodía iba llenísimo, y todo el personal íbamos como sardinas en lata. Al cabo de una o dos paradas, note que quien iba detrás mío se apretaba contra mis nalgas de una manera muy especial, notaba su aliento en mi nuca y algo duro rozaba con mi culo. Estuve tentado de volverme e increparle, pero cai en la cuenta de que podría ser involuntario y tal vez provocaría una discusión sin motivo.

Al mismo tiempo, note que poco a poco me iba excitando también. Decidí empujar un poco mi trasero hacia atrás y sin duda lo que me rozaba era una polla, y no una cualquiera sino una de muy buen tamaño. Además sin motivo de frenazos ni curvas, notaba como me culeaba, quien fuera que me lo estuviera haciendo, jugaba a follarme, yo nunca había estado con un hombre, pero aquello me estaba poniendo a mil. Mi parada se aproximaba, pero mi hombre desconocido cada vez se rozaba con más fuerza y velocidad, incluso su mano derecha ya estaba agarrando mi cintura y note perfectamente como llegaba al orgasmo, notaba algo de humedad en mi culo, yo llevaba un pantalón de lino, y seguro que estaba absorbiendo la lechada de mi amante. Llegué a mi parada y una voz ronca me dijo al oído,

—Adiós reina....

No soy consciente de si alguien lo había presenciado, pero fui incapaz de mirar hacia el bus cuando arrancó y se alejaba. Llegué a casa recomiendome la vergüenza. Como podía haberme dejado algo así? Yo nunca había tenido dudas sobre mi sexualidad, pero hoy todo había cambiado, me había excitado mirando hombres, y ahora me había dejado rozar por un desconocido, que incluso había eyaculado sobre mí. Mi mujer, que ya me estaba esperando, me saludo y me dijo porque venía tan rojo, disumulé y la dije que era por el calor y que iba a ducharme antes de comer para refrescarme. En el baño, me arranque casi la ropa, y allí estaba la mancha, justo en la costura de las dos nalgas, la oli, era semen, todavía estaba grumoso, caliente. Justo cuando lo tenía en mi nariz, ella entró en el baño.

—Que haces?

Estoy seguro que lo leyó en mi mente, arrancó los pantalones de mis manos, y también olio la mancha.

—Quién te ha follado amor?

Entre casi lágrimas, la intenté explicar lo que había ocurrido, no la dije que yo había colaborado, sino que simplemente que alguien se había rozado conmigo y que debido a toda la gente que iba en el bus me había sido imposible encararme con mi acosador. Ella escuchaba sin reacciones aparentes, ni una palabra de su boca. Se produjo un silencio extraño. Al fin hablo.

—Tranquila cielo, este día tenía que llegar, hace mucho que sabía que pasaría, por fin eres tú.

—Me has hablado en femenino? No te entiendo. No te rías de mí.

—Cariño, aunque no lo quieras reconocer, y no te hayas dado cuenta hasta ahora, yo siempre lo he sospechado, eres mi marido, pero siempre te he visto como una amiga o una hermana. Eres femenina, tu cuerpo te delata, tus gestos, tus ganas de hablar conmigo de moda o de maquillajes, tu obsesión por la depilación, tu melena rubia, y por último, hoy, ir a trabajar en tanga, en lugar de slips. Siempre la gente me lo ha dicho. Y desde hace unos años para ahora mis sospechas se iban confirmando. Te voy a querer aún más, y mi apoyo lo vas a tener para siempre, solo hace falta que tu reconozcas lo que eres. Que te reconozcas. Las dos seremos plenamente felices.

Siguió hablando, pero yo, ya no la escuchaba, solo lloraba, negaba con la cabeza, pero en mi interior, sabía que tenía razón. Hoy algo había despertado para mí, pero el resto del mundo ya lo sabía. Al momento me introdujo en la ducha. Ella me enjabonaba acariciándome. Me hablaba muy dulce. Sus besos eran suaves. Yo intentaba abrazarla, corresponder a sus besos, pero ella no lo permitía, decía que ahora yo era su nenita. Salió del baño y dijo que la esperara. Volvió, con su consolador en la mano.

—Vas a experimentar tu primer orgasmo femenino. Y yo te lo voy a proporcionar. Después de tu experiencia en el autobús, te darás cuenta que las chicas también tenemos que culminar.

Yo la pedía por favor que no lo hiciera, que no quería, pero era una batalla perdida. El control era de ella. Era una nenita perdida, y la mariposa estaba a punto de salir de su capullo. Debido a su forma de enjabonarme, sus dedos ya jugaban en mi interior. Sus besos me deshacían, sus susurros me arrastraban. Mi cerebro reaccionó y la pedí que lo hiciera. 

 

CUMPLIÉNDO DESEOS SADO

UN RELATO ANÓNIMO

Hola a todos,hoy es un día especial para los dos. Podría decir que cada día desde que la conozco o desde que soy de su propiedad lo es, y no mentiría. Pero hoy es un día especial porque es nuestro cumpleaños. Sí, los dos cumplimos el 4 de marzo, aunque con un puñado de años de diferencia a mi favor (o en mi contra, según se mire).

 

Que naciéramos el mismo día me pareció una de esas casualidades que el primer día me hizo sentir que se estaba cruzando delante de mis ojos la mujer de mi vida. Porque ya contamos en su momento que el primer día y los sucesivos, la sensación de ver una estrella fugaz en el cielo cada 5 minutos era constante. Una magia que ha permanecido inalterable hasta hoy… 9 meses y un puñado de días después.
 
Es el primer año que llevamos a cabo esto de escribir los deseos para nuestro cumpleaños, y recuerdo lo que sentí cuando me enfrenté al folio en blanco una tarde de agosto en la que estábamos charlando y Ella me dijo “Quiero que escribas tus deseos para el día de nuestro cumpleaños”.
 
Y así lo hice, no sin dudar durante bastante tiempo, sobre todo porque Ella me dijo claramente que tenía que poner lo que yo deseaba… no lo que Ella quería. Eran mis deseos, no los suyos. Ella haría lo mismo y lo compartiría conmigo.
 
Me costó bastante poner mis deseos en orden. Me costó porque lo cierto es que tan solo deseo una cosa. Servirle a Ella. Estar con Ella. Disfrutar de Su presencia y estar a sus pies. Incluso un día, viendo que tardaba más de lo normal en completar la tarea, me insistió:
 
“Pedro, lo que quieras, pero para ti. Tus deseos. Puede ser lo más romántico, lo más común o lo más guarro. Solo quiero que pienses qué te gustaría para tu cumple. ¿Es sencillo, verdad bonita?
 
Y la verdad es que no. No era sencillo, porque como sabe no soy de pensar las cosas a largo plazo (y seguramente tampoco a corto). Simplemente van pasando, y las voy afrontando… así que estuve varias semanas enfrentándome al pánico del folio en blanco, y sin saber qué escribir. Pensaba en un deseo a cumplir pero, un día, después de que fuera a un SPA con su madre, Ella me dio la clave para la carta.
 
“Pedro, quiero que escribas cuál sería tu día perfecto”.
 
Y entonces, un día cualquiera cogí el portátil y las letras empezaron a fluir. Cuando terminé, se lo compartí y ella simplemente me dijo que ok, que ya lo había leído, pero no me dio ninguna pista sobre si le había gustado o no. Si le parecía bien o todo lo contrario. Si hiciera mis deseos realidad o haría exactamente lo contrario. Eso le gusta, y lo sé perfectamente. Esa situación de desconcierto provoca en mí su aparente indiferencia. Pero es un ordenador pequeñito, y anota en su mente cada detalle para cuando sea necesario.
 
Y lo cierto es que no he vuelto a recordar lo que dejé reflejado en mi carta hasta esta mañana de sábado, justo el fin de semana antes de nuestro cumpleaños. Sospeché algo ayer por la noche, cuando nos fuimos a cenar a nuestro restaurante mexicano favorito de Madrid, ya que era uno de mis deseos en la carta (seguramente el más común de ellos), pero habíamos ido más veces, y unido a que aún quedaba una semana para el cumple y que poco más o menos fui yo quien propuso el restaurante, me despistó por completo.
 
Por la noche, después del mexicano, fuimos a tomar algo a un pub que había cerca, y en un momento dado, me dijo que iba al baño, que volvía enseguida. Esperé, y cuando volvió a los 5 minutos, vi fuego en su mirada. Venía hacia mí esa mujer que me vuelve loco. Con esa cara tan bonita, con ese cuerpo tan sensual… y fuego en los ojos más bonitos que he visto jamás.
 
Se acercó a mi oído y me dijo:
 
“Tengo la bala vibradora dentro, cariño… hoy estoy muy cachonda y tengo muchas ganas de humillarte, así que vete pagando que nos vamos a casa”.
 
Sin dudar un segundo, me acerqué al camarero, y con un gesto le indiqué que me cobrara. Me acerqué a ti y nos besamos repetidas veces mientras nos acercábamos a la acera para esperar el uber que había pedido mientras yo pagaba la cuenta.
 
Nada más montarnos en el coche te acercaste a mí y, aprovechando que estaba sentado detrás del conductor, y que tenía una visibilidad reducida sobre lo que ocurría a su espalda, me dijiste:
 
“Bájate los pantalones, mi amor. Quiero que empieces a acariciar esa pollita que tienes por encima del tanga que te has puesto esta mañana. No pares de acariciarte hasta que lleguemos a casa”.
 
Ni que decir tiene que obedecí. Ella sabe que siempre voy a obedecerla, pero siempre me dice que la diferencia radica en si tendré dudas o no ante sus órdenes… porque si percibe que dudo, entonces desaparecerán las buenas formas, y claro que obedeceré, pero lo haré por las malas.
 
Al llegar a la acera de casa, me hizo un gesto para que subiera mis pantalones y me bajara del Cabify, cosa que hice inmediatamente, pues estaba constantemente vigilando la mirada del conductor por el retrovisor por si se había dado cuenta o la había escuchado a Ella en el momento que me dio sus órdenes… pero nada ocurrió, bien por discreción o simplemente porque efectivamente no se enteró de nada.
 
Eran las 2:30 de la madrugada. Nos llevó un buen rato alcanzar el ascensor. Nos besábamos apasionadamente y mis manos no paraban de buscarte… te acariciaba las tetas por debajo de la ropa, mordía sus labios carnosos y me pegaba a ti como perra en celo.
 
En el ascensor, separaste tu cara de la mía y, pulsando el botón de stop, me dijiste:
 
“Quítate la ropa, mi amor. Guárdala en esta bolsa y de rodillas acerca tu cabeza a mí”.
 
Al hacerlo, sacaste mi collar del bolso y lo colocaste sobre mi cuello y tensando la correa me dijiste:
 
“Mírame, zorra”.
 
Al mirarte, ya mojado y goteando por mi ridícula polla, sonreíste y me diste una sonora bofetada mientras dijiste:
 
“Entra en casa a cuatro patas, como la perrita feliz que eres. Tengo ganas de divertirme, y por lo que veo en tu entrepierna, a ti no te faltan ganas”.
 
Abriste la puerta con calma. Sabes que no me gusta estar así, por el riesgo a que cualquier vecino pueda verme desnudo, caminando cuatro patas detrás de ti y con un collar y correa de tu mano. Como una perra, que es lo que soy. Cuando finalmente abres la puerta, te sigo atropelladamente, y me apartas con tu pierna exigiendo calma.
 
Pasamos a casa y te sientas en el sofá. Estás cansada de toda la jornada del viernes y es tarde, pero interpretó perfectamente tu mirada y me acerco hasta colocar mi cabeza justo en tus botas, y sin decir nada, comienzo a lamerlas. Al principio con cautela, pues no estoy seguro si es lo que deseas, pero enseguida escucho tu voz:
 
“Cómo me gustas, preciosa. Sigue lamiendo. Las quiero perfectas”.
 
Nada más decirlo, siento como tu falda y tus bragas caen sobre las botas, y sin decir nada, las saco por tus pies mientras continúo con mi labor. Noto que abres tus piernas y en ese preciso instante soy consciente de que te estás masturbando. Comienzo a escuchar tu respiración cada vez más agitada, pero cuando intento levantar mi cabeza para dirigirme a tu precioso coño, me dices con la voz ronca que se te pone cuando estás excitada:
 
“Pedro, mi amor… ¿pensabas lamer mi coño después de que tu lengua haya limpiado mis botas?”.
 
Sé lo que tengo que hacer inmediatamente. A cuatro patas me dirijo a la cocina y te traigo un estropajo y jabón, y te encargas de limpiarme la lengua adecuadamente. Cuando terminas me dices que te quite las botas y que siga con tus pies.
 
Con mi boca lista, me dediqué concienzudamente a tus pies. Me vuelven loco. Primero paso mi lengua por cada dedo. Rodeándolos en círculos pequeños, que voy trazando cual delineante. Con precisión milimétrica los trató con mimo, con deseo y con pasión, pero soy tan puta que no puedo evitar meterlos en la boca y simular que te estoy haciendo una mamada. Y por si fuera poco te busco con mi mirada cuando noto que rozan mi campanilla.
 
En ese momento puedo ver perfectamente que estás jugando con el vibrador rosa que te regalé y siento que tienes los ojos perdidos. Siento perfectamente tu placer a través de tus bonitos ojos verdes, y lo cierto es que la intensidad de tus gemidos y el ruido de la vibración, me indican que estás decidida a correr por primera vez.
 
Con una mano masajeo un pie, mientras con la otra lo sujetó mientras sigo lamiendo sin parar. Y entonces ocurre. Estaba tan concentrado lamiéndome los pies que casi no sentí el fuerte tirón de la correa, acompañado por tu pie clavándose en lo más hondo de mi garganta. En ese momento, y todavía sorprendido por la forma en la que tus pies me están follando la boca, te escucho decirme:
 
“¿Tienes ganas de chupar, no princesa? No te preocupes, que te vas a hartar de hacerlo”.
 
Y comienzas a empujar tu pie rítmicamente hasta el fondo de mi garganta. Sientes mis arcadas, pero no liberas un ápice la presión de tu correa, ni tampoco la fuerza con la que tus pies taladran mi garganta. Siento que me viene una arcada, pero sigues empujando tu pie, que cabe perfectamente en mi boca, hasta el fondo de mí.
 
“Eres mi zorra perfecta, Pedro. Acércate. Tengo un regalito para ti”.
 
Y entonces, acercándome a ti, con los ojos llorosos de las arcadas y de haber estado muy cercano al vómito, me colocas una mordaza con un pene grueso para mi boca, y otro de dimensiones considerables que va hacia fuera.
 
Enseguida siento que me falta el aire. La mordaza con pene ocupa toda la boca y se mete en mi garganta hasta ese punto en que cualquier movimiento comprometería mi situación, pero lo único que haces es sonreír con fuego en la mirada, mientras me ordenas que me ponga de pie con las manos pegadas a mi cuerpo.
 
Me coloco de pie con la mordaza bien sujeta y presionando mi garganta, y comienzas a envolverme en film. Primero una vuelta, luego dos… y cuando quiero darme cuenta, no sé las vueltas que llevas. Pero de lo que estoy seguro es de que no puedo moverme un ápice. Me pides que me deje caer sobre el sofá, y lo hago sin dudar un instante. Luego, cuidadosamente, me ayudas a caer como un fardo sobre la alfombra del salón.
Te acercas con unas tijeras y con maestría y seguridad liberas el film alrededor de mi pollita, momento que aprovechas para reírte y decirme:
 
“Aún no sé muy bien por qué liberó esta mini-polla, pero reconozco que me gusta ver que te excitas y te mojas para mí”.
 
Sigues colocando film alrededor de mi cabeza, y cuando te sientes satisfecha del resultado, te sientas sobre el dildo exterior de la mordaza. Siento tu dulce peso sobre mi cabeza, y siento la forma en que subes y bajas sobre él, mientras apoyas las manos en mi pecho. La vista es increíble. Siento tu humedad empapar el dildo. Siento tu culo abrirse cada vez que dejas caer tu bonito cuerpo sobre mi cabeza para clavar hasta el último centímetro del dildo… y de pronto, noto como tu velocidad y la violencia de tus subidas y bajadas, aumenta significativamente.
 
Entonces me doy cuenta de que te vas a correr, y efectivamente es lo que ocurre. Siento tu placer explotar. Escucho tus gemidos de placer y me doy cuenta de la intensidad de tu orgasmo. Mi cara está empapada de tu corrida, pero no puedo disfrutarlo lamiéndose. Simplemente luchó contra el primitivo instinto del vómito, que consigo contener mientras me doy cuenta de que no has parado… de que vas directa a por tu segundo orgasmo consecutivo.
 
Entonces siento que cambias tu postura. Colocas tu pecho contra el mío, y noto que tu coño queda pegado a mi cara. Ahora además de luchar contra las arcadas, he de buscar la forma de respirar, ya que tus piernas aprisionan mi cabeza a la vez que siento que con tus manos, liberas mi polla a medio gas, metiéndosela en la boca. Apenas cuatro movimientos son suficientes para que mi polla responda agradecida, momento que celebras para apretar fuerte mis huevos y metérsela bien al fondo. Me estoy volviendo loco. No sé si respirar, vomitar o disfrutar la mamada que me estás haciendo… pero lo cierto es que estoy en tus manos y siento que podrías hacer lo que quisieras conmigo.
 
Intento concentrarme en la mamada tan deliciosa que me estás dedicando, y cuando sientes que empujo con mis caderas, intentando moverme incluso a pesar de la oposición del film, aprietas fuerte tus piernas y dejas reposar todo el peso de tu cuerpo sobre mí, mientras intensificas tu follada contra la mordaza con dildo… definitivamente has conseguido que me olvide de mi polla y vuelva a centrarme en tu placer. Y entonces, vuelve a suceder. Siento tu orgasmo empapar mi cara, y poco después, te separas de mí dejando mi polla con ganas de más, mientras liberas la mordaza de mi boca. Te doy las gracias por correrte y porque por fin vuelvo a respirar con normalidad, pero inmediatamente después vuelves a colocar tu coño empapado de tus fluidos sobre mi cara, y dices:
 
“Saca esa lengua de perra que tienes, preciosa. Limpia bien”.
 

Continuará...

 

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ANONIMO. ESPAÑA SWINGER

Hola a todos.

Mi pareja y yo, nos metimos en una página de contactos www.parejasliberales69.es  para tratar de contactar con alguna pareja con las mismas inquietudes que nosotros. A pesar de que no albergamos mucha esperanza, en veinte minutos encontramos una que se encontraba casualmente en nuestra misma ciudad, buscando lo mismo que nosotros. Quedamos en un lugar concreto y fuimos a encontrarnos.

Nos vimos en la entrada de un pub. Tenían buena presencia: él alto, moreno, bien formado; ella era más bajita, delgada, con gafas y un poco introvertida. Tomamos unas copas, mientras conversábamos para ver si éramos compatibles. Costó poco decidir que pasaríamos un rato juntos esa noche.

Tras decirnos que se alojaban en un hostal cercano, los cuatro nos dirigimos hacia allí. La habitación era pequeña, con pocos muebles y una cama de matrimonio. Suficiente. La idea era tener sexo con la pareja del otro. El compañero de la chica me avisó de que era mejor empezar cada uno con su pareja, ya que ella estaba algo nerviosa. Yo también lo estaba. No paraba de preguntarme qué hacía allí, pero ya no había vuelta atrás y la excitación me empujaba. Nos tumbamos las dos parejas, una al lado de la otra y comenzamos a desnudarnos mientras nos besábamos.

Yo andaba quitando prendas entre beso y beso a mi pareja. Era algo rellenita, rubia con carácter, pero de buen corazón. Pronto liberé sus grandes senos del sujetador, mostrando unos pezones abultados con una areola amplia y clara. En el derecho, lucía un piercing con el que me gustaba juguetear con la lengua. Mis manos recorrían y amasaban esos enormes y suaves senos, pellizcando sus pezones, y saboreando con mi lengua, que no tardó en bajar por su vientre abultado hasta debajo de su ombligo.

Llegué al borde de sus bragas para bajarlas y mostrar un pubis depilado y sedoso. Comencé a besarlo y a caminar con mi lengua por un lado de los labios mayores para pasar al otro lado y acabar hundiéndose en su húmeda y cálida vulva, hasta tropezar con su clítoris, que lamí con frenesí, provocando sus gemidos.

Al cabo de un rato miré hacia la otra pareja para descubrir que habían ido directos al grano. Él ya se encontraba detrás de ella, a cuatro patas, embistiéndola, mientras jadeaba al ritmo de las acometidas. Al poco le sacó su miembro para eyacular en uno de sus cachetes del culo. Era un pene de buen tamaño, más largo, aunque no tan grueso como el mío, con un glande voluminoso. El semen le chorreaba a la chica del glúteo al muslo mientras se colocaba boca arriba.

Entonces pude ver su cuerpo, con unos pechos poco voluminosos, pero coronados por unos pezones pequeños y saltones. Su pequeño coño lucía lampiño, sin que los labios menores sobresalieran. Era una preciosidad.

El chico seguía empalmado y ella se colocó encima de él y comenzó a cabalgar. Yo me dispuse a penetrar a mi chica ante la atenta mirada de nuestro compañero, que disfrutaba viéndome enterrar mi miembro en su vagina. En medio del desenfreno coital, me atreví a alargar mi mano hacia el trasero de la otra chica y me deleité con el suave tacto de sus nalgas, que subían y bajaban a lo largo del miembro de mi compañero. Mi mano pronto halló el ano de la chica y escuché que susurraba algo, por lo que decidí dejar de tocar esa zona y tratar de bajar un poco más. Sentí sus labios apretados contra esa polla y la llegué a rozar, pero retiré la mano.

Ambos se incorporaron y, tomándola por la cintura, la tumbó sobre mi chica de manera perpendicular, comenzando a bombearla mientras yo seguía penetrando a la mía. Al tener a la otra tan cerca, me animé y la besé con lengua, mientras le amaba uno de sus pequeños senos y pellizcaba sus pezones. El chico volvió a sacar su polla para eyacular una vez más, esta vez, sobre su vientre. Aproveché ese momento para acariciar su pequeño coño, estaba empapado y tenía un tacto aterciopelado. La chica dio un pequeño respingo, ya que mi amiga aprovechó también para tocarle los senos, cosa que ella no esperaba.

Tras una mirada de complicidad, ella se subió encima de mí, mientras que su chico, que sorprendentemente seguía bien erecto, disponía a mi pareja a cuatro patas para penetrarla desde atrás. Cuando su chica se empaló en mi miembro, fue una sensación de cierta estrechez, calidez y humedad que me hicieron estremecer. Por fin estaba follando con aquella preciosa chica, mientras escuchaba jadear a la mía con las embestidas de nuestro compañero. No duré mucho antes de estallar, mientras le amasaba los pechos. Saqué mi pene, envuelto en el preservativo lleno de semen, mientras trataba de recuperar el aliento. Al poco, mi chica, con un grito, se corrió casi al unísono con el otro chico, que increíblemente volvió a eyacular, esta vez, dentro de su condón.

Nos quedamos un rato jadeando tumbados en la cama, casi mezclados y sudorosos. Al poco, mi chica y yo nos vestimos y nos despedimos de aquella parejita que permanecía desnuda sobre la cama.

Ese fue uno de los mejores momentos de mi vida, por eso deseaba contártelo. Narrarlo ha sido como revivir y volver a sentir la emoción de aquel entonces. Echo de menos esa época de mi vida en que el sexo era más divertido. Y es que jamás olvidaré aquella experiencia de sexo a cuatro bandas...